Así como no hay nada más admirable que la masculinidad íntegra, tampoco hay nada más sagrado que la genuina femineidad. Y no hay nada que más se aproxime a los cielos que la paternidad tal y como el Creador Omnipotente la ha designado para nosotros.
La maternidad sagrada ejerce la influencia más poderosa en la vida humana; y está fundada sobre los principios más puros de espiritualidad y firmeza de carácter.
La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días sitúa a la mujer en el lugar más excelso, pues la reconoce como una hija de Dios. Como madre, es copartícipe con El en el gran suceso de la creación y es también la reina de su hogar, y se le debe reconocer como tal.
Recomendamos a todos los integrantes de cada familia Santo de los Últimos Días, que lean cuidadosamente este mensaje, el cual encomendamos muy sinceramente a la atención de todos.