Discurso
pronunciado por el presidente Alvin R. Dyer,
Consejero de la
Primera Presidencia, el domingo 6 de
Octubre de 1968,
en la sesión matinal de la 138a. Conferencia
General
Semestral de la Iglesia.
MI DISCURSO SE REFIERE AL DESTINO DE LOS ESTADOS
UNIDOS Y DE AMÉRICA.
D
|
esde
la fundación de este país, los líderes políticos han hablado de la libertad y
la democracia, con el cometido de diseminar estos principios por todo el mundo,
Hemos sido testigos de los esfuerzos de este país por medio de distintos
métodos, pero vemos que está aprendiendo por dura experiencia, que la libertad
no puede ser comprada. También debe aprender la lección, como lo hicieron sus
fundadores, de que la libertad debe obtenerse con valor y sacrificio, y que no
puede mantenerse ni trasmitirse a otros, a menos que se emplee ese tipo de
búsqueda.
En cuanto al
destino de América, políticamente hablando, no estoy preparado para hablar de
ello, pero sé que mucho antes de que las naves de Colón tocaran las riberas del
continente americano, mucho antes de que los fundadores de la independencia
establecieran aquí una nación, los acontecimientos ya se habían sucedido para
dar a este continente que llamamos América, su propósito y destino.
Tengo el firme
convencimiento de que el destino de esta tierra no es político, sino religioso;
no es físico, sino espiritual.
Mucho han
hablado sus diversos fundadores. El mismo profeta José Smith declaró a su
Constitución divinamente inspirada, y por esta causa, oramos por su
perseverante continuidad. No obstante lo noble y grande del aspecto político de
su fundación, su verdadero significado descansa en el propósito espiritual por
el cual fue fundado. He elegido como referencia dos de estas razones espirituales,
y que constituyen propósitos de Dios.
Primero: el
continente americano fue fundado para cumplir con un convenio que Dios hizo con
los patriarcas de la Casa de Israel; el Señor, hablando a una parte de ella,
que habitaba en esta tierra, le dijo lo siguiente:
"Porque en
la sabiduría del Padre, deben ser establecidos en esta tierra e instituidos
como pueblo libre por el poder del Padre, para que estas cosas procedan de
ellos al resto de vuestra posteridad, a fin de que se cumpla la alianza que el
Padre ha hecho con su pueblo, oh casa de Israel." (3 Nefi 21:4)
Segundo: los
Estados Unidos y su Constitución fueron fundados con el fin de preservar el don
de Dios del albedrío moral. Cito de una revelación dada a José Smith al
respecto: