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SIETE SÍNTOMAS PELIGROSOS DE UN MATRIMONIO ENFERMIZO

por Lindsay R. Curtís
DURANTE los muchos años que he trabajado como consejero, tanto en mi profesión de médico como obispo, he notado ciertos síntomas peligrosos de un matrimonio enfermizo, los cuales agitan repetidamente sus banderillas de precaución al igual que las luces amarillas en una carretera. Las personas que son lo suficientemente listas como para reconocer estas señales de peligro, disminuirán la velocidad en el camino que están siguiendo, o se desviarán para tomar uno más seguro que los alejará de la tragedia de la incomprensión y el divorcio.
Es importante reconocer el hecho de que ninguno de estos síntomas es irrevocable, pero si se pasan por alto, si se les permite continuar en ese mismo estado, pueden ser letales para un matrimonio. Veamos si alguno de ellos se aplica a vuestro matrimonio.

EL ABANDONO DE CORTESÍAS COMUNES
Hace muchos años, el élder Thomas E. McKay fue mi presidente de misión en Suiza. Varios años más tarde, él y su querida esposa me visitaron en mi oficina; para ese entonces, la salud del presidente Thomas, como muchos lo llamaban, no era muy buena. Sólo con penosas dificultades podía sostenerse, y se requera la ayuda de un bastón en un lado y la hermana McKay en el otro para mantenerlo firme.
Lo observé a medida que descendía los escalones de la clínica y se dirigía al auto, el cual estaba estacionado frente al edificio. Con cierto desagrado aceptó la ayuda de la hermana McKay, y rechazó cualquier intento de ayuda que el resto de nosotros tratábamos de proporcionarle.
Siendo que el élder McKay estaba incapacitado para manejar por razón de su salud, me imaginé que su esposa lo ayudaría a introducirse el auto, pero la caballerosidad típica de la familia McKay no iba a ser sacrificada aun por la falta de salud. Ante su insistencia, los dos se dirigieron al lado donde se encuentra el volante, donde él galantemente le abrió la puerta, cerrándola después de que ella se sentó.

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