Escrito por el doctor O. Prestón Robinson.
El período de excitación que sucediera al original, descubrimiento de los Pergaminos del Mar Muerto, se ha apaciguado. Actualmente, los eruditos bíblicos continúan, en su apartada soledad, dedicándose a la sería tarea de combinar, clasificar, descifrar y traducir los registros que obran en su poder y otros que siguen llegando a sus manos, procedentes de nuevos hallazgos. Es importante y fatigoso el trabajo que todo nuevo descubrimiento significativo exige. Esta es la difícil faena que generalmente debe hacerse fuera del alcance de la luz publicitaria, en que los detalles deben ser reunidos de tal forma que permitan hallar las respuestas a complejos interrogantes y obtener mejores explicaciones acerca del objetivo correspondiente.
Esta es la actividad que sigue desarrollándose con los Pergaminos del Mar Muerto. Además del voluminoso conjunto de anales y fragmentos de escrituras que se poseen, nuevos descubrimientos han sido efectuados, y algunos elementos aún en poder de los beduinos de las sierras jordanas, van llegando, poco a poco, a manos de los investigadores. Otras luces se han obtenido de estos nuevos hallazgos y de más amplias interpretaciones resultantes del material y estudiado, por lo que nuevas respuestas a constantes controversias y complicadas preguntas, van apareciendo.
Uno de los más complejos pasajes del Nuevo Testamento, es hallado en el capítulo 16 del libro de Mateo. Recordaremos que, tal como este capítulo lo relata, Jesús preguntó a sus discípulos: “¿Quién dicen, los hombres que es el Hijo del Hombre?" (vers. 13)
Los discípulos respondieron que algunos pensaban que El era Juan el Bautista, otros decían que era Elías, y otros Jeremías, o algún otro de los profetas antiguos.
Jesús insistió sobre el particular, preguntando entonces: "Y vosotros ¿quién decís que soy...yo?"
.El período de excitación que sucediera al original, descubrimiento de los Pergaminos del Mar Muerto, se ha apaciguado. Actualmente, los eruditos bíblicos continúan, en su apartada soledad, dedicándose a la sería tarea de combinar, clasificar, descifrar y traducir los registros que obran en su poder y otros que siguen llegando a sus manos, procedentes de nuevos hallazgos. Es importante y fatigoso el trabajo que todo nuevo descubrimiento significativo exige. Esta es la difícil faena que generalmente debe hacerse fuera del alcance de la luz publicitaria, en que los detalles deben ser reunidos de tal forma que permitan hallar las respuestas a complejos interrogantes y obtener mejores explicaciones acerca del objetivo correspondiente.
Esta es la actividad que sigue desarrollándose con los Pergaminos del Mar Muerto. Además del voluminoso conjunto de anales y fragmentos de escrituras que se poseen, nuevos descubrimientos han sido efectuados, y algunos elementos aún en poder de los beduinos de las sierras jordanas, van llegando, poco a poco, a manos de los investigadores. Otras luces se han obtenido de estos nuevos hallazgos y de más amplias interpretaciones resultantes del material y estudiado, por lo que nuevas respuestas a constantes controversias y complicadas preguntas, van apareciendo.
Uno de los más complejos pasajes del Nuevo Testamento, es hallado en el capítulo 16 del libro de Mateo. Recordaremos que, tal como este capítulo lo relata, Jesús preguntó a sus discípulos: “¿Quién dicen, los hombres que es el Hijo del Hombre?" (vers. 13)
Los discípulos respondieron que algunos pensaban que El era Juan el Bautista, otros decían que era Elías, y otros Jeremías, o algún otro de los profetas antiguos.
Jesús insistió sobre el particular, preguntando entonces: "Y vosotros ¿quién decís que soy...yo?"
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