6 de Abril de 1893 se dedeca el Templo de Salt Lake
El Templo de la Ciudad del Lago Salado fue el sexto templo completado por La Iglesia y el cuarto terminado después de que los pioneros mormones arribaron en lo que ahora es el estado de Utah. Su construcción llevo 40 años, y ahora es un emblema de la dedicación y perseverancia de los Santos de los Últimos Días. También es el templo más conocido y ha llegado a ser un símbolo de la Iglesia por todo el mundo.
A finales de Julio de 1847, el primer grupo de Santos de los Últimos Días entró al Valle del Lago Salado. Unos Días después, el presidente Brigham Young, indicó el lugar preciso donde el templo debería de estar, al señalar con su bastón el sitió y decir: “aquí edificaremos un templo a nuestro Dios.” El Apóstol Wilford Woodruff marcó el lugar en ese mismo momento. La construcción del templo comenzó el 14 de Febrero de 1853, después de la ceremonia de la primera palada dirigida por Brigham Young.
Desafortunadamente, Brigham Young no vivió para ver el templo terminado. Tampoco lo vio su sucesor John Taylor. El Templo fue terminado bajo la dirección de Wilford Woodruf, entonces el cuarto presidente de la Iglesia Mormona. Los servicios dedicatorios se llevaron a cabo el 6 de Abril de 1893.
J. Goleen Kimball del primer Consejo de los Setenta dijo lo siguiente acerca de lo que el Templo del Lago Salado significa para él:
Cuando pienso en el templo, cada bloque es un sermón para mí. Me dice del sufrimiento, del sacrificio, cada parte de el predica un discurso. Cuando fue dedicado, me pareció ser el mejor sermón desde el Sermón del Monte…Cada ventana, cada steeple, todo lo del Templo habla de las cosas de Dios, y da evidencia de la fe de las personas que lo construyeron (Conferencia General, Abr. 1915)
El Templo del Lago Salado también es único por que el Presidente de la Iglesia preside el Templo directamente. El Elder David B. Haight relató por que sentía que este templo recibía tanta atención especial:
“El trabajo de este gran templo fue tan significante para estos hombres que ellos estuvieron dispuestos a llevar la responsabilidad adicional de presidirlo y supervisar su operación—en esencia, ir al templo cada mañana y ocuparse de los asuntos allí antes de ocuparse de los asuntos de la Primera Presidencia de la Iglesia” (Ensign Oct. 1993).
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