SOLAMENTE UN ÉLDER
por Bruce R. McConkie
Discurso pronunciado en el Seminario de Representantes Regionales en octubre de 1974
Hermanos, ¿qué pensáis del oficio de élder? A veces, cuando alguien pregunta: "¿Qué oficio tiene usted en el sacerdocio?" se puede oír la respuesta: "Soy solamente élder."
¡Solamente un élder! Solamente un título del que se enorgullece cada uno de los miembros del Consejo de los Doce, y que honra al Presidente de la Iglesia, quien es designado por revelación como el Primer Élder (Doc. y Con. 20:2, 5.); sólo el oficio al cual son ordenados millones de hombres en las ordenanzas vicarias de los sagrados templos.
¡Solamente un élder! Tan sólo el oficio que permite al hombre entrar en el nuevo y sempiterno convenio del matrimonio y tener a su esposa e hijos unidos a él eternamente; el oficio que lo prepara para ser el patriarca de su posteridad y mantener eterno dominio en la Casa de Israel; que se requiere para recibir la plenitud de las bendiciones en la Casa del Señor; sólo el oficio que abre las puertas a la exaltación eterna en el más alto grado del mundo celestial, donde el hombre llega a ser como Dios es.
¡Solamente un élder! Sólo una persona que ha sido ordenada para predicar el evangelio, edificar el reino y perfeccionar a los-Santos; un ministro cuya sola palabra es escritura; un poseedor del oficio que tiene el privilegio de recibir los misterios del reino de los cielos, de tener los cielos abiertos, de estar en comunión con la asamblea general y la Iglesia del Primogénito, y de disfrutar de la comunión y la presencia de Dios- el Padre y Jesucristo, el mediador del nuevo convenio. (Doc. y Con. 107:19.)
¡Solamente un élder! Cada élder de la Iglesia posee el mismo Sacerdocio que su Presidente. Ningún apóstol puede elevarse ni se elevará más en la eternidad, de lo que lo pueda hacer un fiel élder que viva la plenitud de la ley del evangelio.
¿Qué es un élder? Un élder es un ministro del Señor Jesucristo. Es un poseedor del sagrado Sacerdocio de Melquisedec. Está comisionado para actuar en nombre del Maestro—que es el principal de los élderes—en el ministerio entre sus semejantes. El es el agente del Señor, y tiene el llamamiento de predicar el evangelio y perfeccionar a los santos.
¿Qué es un élder? Es un pastor, un pastor especial que se encuentra cuidando la majada del Buen Pastor. Así está escrito: "Y vosotras, ovejas mías, ovejas de mi pasto, hombres sois, y yo vuestro Dios, dice Jehová el Señor." (Ezequiel 34:31.) También escribió Pedro, quien fue el primer élder de su época: "Ruego a los ancianos que están entre vosotros, yo anciano también con ellos . . . [tengamos en cuenta que élder es la traducción de "anciano" al inglés]. Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros, cuidando de ella, no por fuerza, sino voluntariamente; no por ganancia deshonesta, sino con ánimo pronto; no como teniendo señorío sobre los que están a vuestro cuidado, sino siendo ejemplos de la grey. Y cuando aparezca el Príncipe de los pastores, vosotros recibiréis la corona incorruptible de gloria" (1 Pedro 5:1-4). Sabed esto: Los élderes que sean ministros residentes en el reino de Dios, son designados para apacentar la grey de Dios, para encargarse de su vigilancia, para su ejemplo.
¿Qué es un élder? "Y ahora venid, dice el Señor, por el Espíritu, a los élderes de su Iglesia, y razonaremos para que entendáis. . . Por tanto, yo, el Señor, os hago esta pregunta:
Para qué fuisteis ordenados? Para predicar mi evangelio por el Espíritu, aun el Consolador que fue enviado para enseñar la verdad" (D. y C. 50:10, 13-14). Un élder es un representante de Dios, enviado a enseñar el evangelio para la salvación del hombre.
¿Quién puede medir el infinito valor de una de las almas por las cuales Cristo dio su vida?. Y aun así, ¿no es acaso el valor del alma de un élder aún mayor siendo que él es su ministro, y está encargado de llevar al Padre muchas almas que le son preciosas?
¿Apacientan todos los élderes la majada de Dios, se encargan de su vigilancia y se yerguen como buenos ejemplos para los demás de la grey? Escuchad la profética respuesta:
"Hijo del hombre, profetiza contra los pastores de Israel; profetiza, y diles a los pastores: Así ha dicho el Señor Jehová: ¡Ay de los pastores de Israel, que se apacientan a sí mismos! ¿No apacientan los pastores los rebaños?
No corroborasteis las flacas, ni curasteis la enferma: no ligasteis la perniquebrada, ni tornasteis la amontada, ni buscasteis la perdida; sino que os habéis enseñoreado de ellas con dureza y con violencia;
Así ha dicho el Señor Jehová; He aquí, yo estoy contra los pastores; y requeriré mis ovejas de su mano, y haréles dejar de apacentar las ovejas: ni los pastores se apacentarán más a sí mismos. . ." (Ezequiel 34:2, 4, 10,)
La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días es el reino de Dios sobre la tierra. No se trata de una democracia, ni una república, ni una oligarquía; no es una dictadura ni ninguna otra clase de gobierno, sino un reino. Funciona desde la parte superior hacía abajo. El Señor habla y sus siervos obedecen. Los élderes actúan y se enseña al pueblo.
Nuestra gran necesidad y la responsabilidad que tenemos es: perfeccionar a los élderes para que ellos puedan apacentar las ovejas, no sea que éstas perezcan por su necesidad de la palabra de Dios. El principal problema de la actualidad en la Iglesia, es lograr que los élderes sean la fuerza activa que tome sobre sí la responsabilidad de "apacentar el rebaño de Dios."
¿Cuáles son los medios de que disponemos para salvar a los élderes de la Iglesia? En realidad no existe una fórmula secreta. No podemos mover una varita mágica y recobrar así a las personas inactivas sin hacer el esfuerzo y luchar para lograrlo. Pero contamos con todo el programa de la Iglesia, y en él cada individuo que desee recibir las bendiciones del evangelio puede encontrar lo que le sea de mayor beneficio. Al enfrentarnos con este problema (así como con cualquier otro), debemos hacerlo con el claro entendimiento de que la única solución completamente aprobada, es la que opera dentro de la estructura de la correlación del sacerdocio.
¿Qué es la correlación del sacerdocio? Consiste en el sistema administrativo de la Iglesia en el que tomamos todos sus. programas, los envolvemos en un solo paquete, los hacemos funcionar como una unidad e involucramos a todos los miembros de la iglesia en esa operación. Dicho sistema requiere que operemos dentro de la estructura existente de la Iglesia. Lejano quedó el día en que, cuando descubríamos la existencia de un problema, formábamos un comité o alguna otra organización para resolverlo. En lugar de ellos ahora utilizamos la organización revelada del sacerdocio, o sea los maestros orientadores, en la forma establecida en la Sección 20 correlacionando todas las operaciones del sacerdocio y las organizaciones auxiliares, a través del Comité Ejecutivo del Sacerdocio y el Consejo de Correlación de barrio. El presidente Harold B. Lee definió la correlación del sacerdocio como, "poner al sacerdocio donde el Señor lo puso, ayudándole a la familia a funcionar del modo en que debe funcionar" ("Correlación y Genealogía del Sacerdocio", en Discursos Devocionales de Genealogía, 1.968; Provo, Utah: Brigham Young University Press, 1969, Pág. 55.)
Hay tres principios básicos en la correlación del sacerdocio que nos guían en la operación de todos los programas de la Iglesia, y parten de esta declaración básica: La familia es la organización más importante, tanto en esta vida como en la eternidad. La Iglesia con todas sus organizaciones como agencias de servicio, se encuentran en situación de ayudar a la familia. Los maestros orientadores representan al Señor, al obispo y al director del sacerdocio, poniendo a disposición del padre, la familia y el individuo la ayuda de ¡a Iglesia y de todas sus organizaciones. Los tres principios básicos de la correlación del sacerdocio son entonces:
1. - Todo está centrado en la familia y el individuo. Ellos lo hacen todo en la Iglesia. Son responsables de la obra misional, de llevar a cabo su obra genealógica, de proveerse todo lo necesario para su propio bienestar. No llamamos misioneros ni nombramos comités para invalidar la responsabilidad primordial de la familia y el individuo; no es el director del grupo de los sumos sacerdotes el responsable por la genealogía del barrio; no son los misioneros regulares o de estaca los responsables por la obra misional, tanto de barrio como de estaca. En ambos casos son la familia y el individuo los que deben responsabilizarse, ayudados por los especialistas de la Iglesia,
2. - La Iglesia y todas sus organizaciones, se. encuentran en situación de ayudar tanto a la familia como al individuo. Misioneros, comités y distintos tipos de especialistas, son llamados para ayudar a las familias. Son los padres y no las organizaciones de la Iglesia, los responsables de criar y educar a sus propios hijos en la luz y la verdad de los principios del evangelio. Pero estas organizaciones han sido preparadas para ayudar a los padres a llevar a cabo la obra que el Señor les ha encomendado. Para ser precisos, nosotros no ayudamos a los misioneros sino que éstos nos ayudan a nosotros. Nuestra responsabilidad primordial es llevar la voz de advertencia a nuestro prójimo, y los misioneros, tanto los regulares como los de estaca, son los especialistas llamados para ayudar en el proceso de la enseñanza.
3. - Los maestros orientadores representan al Señor, al obispo y al director del sacerdocio, poniendo a disposición de la familia y del individuo la ayuda de la Iglesia y de todas sus organizaciones. Sin lugar a dudas, el mayor de los defectos del sistema de la orientación familiar de la Iglesia, es que casi no se utiliza. En lugar de permitirles a los maestros orientadores que lleven a cabo sus responsabilidades, a menudo interponemos un "comité lateral", para después preguntarnos el porqué de la falta de interés de aquéllos en su fundamental labor.
Si tenemos la necesidad de recobrar élderes no deberíamos interponer ninguna organización especial, sino utilizar a los maestros orientadores y las organizaciones existentes de la Iglesia.
La Iglesia tiene necesidad de cada élder. Ninguno de ellos puede ni debe ser desperdiciado. La Iglesia debe perfeccionarse y enseñarse el evangelio a toda criatura. No existe ninguna forma de hacerlo sin contar con más misioneros. Necesitamos ayuda, y debemos comenzar con los inactivos y los futuros élderes.
¿Quién es el responsable de activar a un élder descarriado? Pongamos en orden nuestras prioridades. La principal y mayor de las responsabilidades descansa en el mismo élder. El fue quien llevó a cabo con su bautismo el convenio de servir al Señor; él prometió magnificar su llamamiento cuando recibió el Sacerdocio de Melquisedec. Es su salvación lo que está en juego. El es, en primer lugar, quien tiene la obligación de volver al Señor y buscar sus bendiciones.
La segunda responsabilidad descansa en su propia familia. La salvación es un asunto netamente familiar Las mayores bendiciones que se reciben por asistir a las reuniones de la Iglesia, las disfruta la familia además del mismo individuo. La meta principal de todos esos esfuerzos es la preservación de la familia eterna. Después de la responsabilidad individual y familiar, viene la de la Iglesia. La Iglesia hace posible la salvación. Es la organización del Señor, mediante la cual se invita a todos los hombres a hacer lo que deben para ganar el derecho de existir en la Eterna Presencia de Dios. En casi todos los casos, el regreso del inactivo comienza con el acercamiento por parte de alguien que tiene una posición eclesiástica, un élder por ejemplo, que cumpla con las funciones de maestro orientador para con él. No es nuestro propósito especificar los detalles de la participación de la Iglesia en el proceso de la reactivación. Muchos son los conceptos que pueden ser empleados, y el trabajo debe basarse siempre en el espíritu de inspiración, y llevarse a cabo dentro de la estructura de la correlación del sacerdocio, utilizando las organizaciones existentes con sus programas.
En el caso de las estacas, su presidente es el responsable por la reactivación de los élderes. El es el élder presidente en la estaca y desempeña la posición de director del Comité del Sacerdocio de Melquisedec en la misma. Uno de sus consejeros es el vice director, y sobre,él puede delegar la mayor responsabilidad de llevar adelante el trabajo. El presidente de estaca cuenta con la ayuda del Comité del Sacerdocio de Melquisedec, además de todos los recursos de la estaca; puede también utilizar a uno de los miembros del Sumo Consejo como ayudante para trabajar con dos o tres quórumes de élderes. Pero, en forma especial y de tremenda importancia, el presidente de estaca utiliza a los obispos y los presidentes de los quórumes de élderes en el proceso de reactivación de estos últimos.
Los miembros del Sumo Consejo de la Estaca son hombres emocionalmente estables, con sentido común y espiritualmente maduros; se trata de algunos de los líderes más capaces y competentes de la estaca. Ellos son los ojos, los oídos y la voz del presidente de estaca. Supongamos que cada miembro del Sumo Consejo de la estaca que integre el Comité del Sacerdocio de Melquisedec, tiene como principal asignación, el privilegio de brindar la guía y ayuda necesarias a dos o tres quórumes de élderes. Esta persona debe tener cuidado de no apoderarse de la dirección o funcionamiento del quorum, sino que, basándose y extra¬yendo el material necesario de su gran experiencia en la Iglesia, debe brindar sabios y bien fundamentados consejos.
Nada puede ser entonces más importante para el presidente de estaca que:
1) involucrarse en el entrenamiento de los quórumes de élderes;
2) reunirse en forma regular con los presidentes de los quórumes, para instruirlos y darles asignaciones;
3) llevar a cabo regularmente, él o uno de sus consejeros, entrevistas personales del sacerdocio con los presidentes de los quórumes de élderes.
Los quórumes de élderes están organizados en cada barrio. Todos los élderes del barrio, no obstante su número, son miembros del quorum. Todos los futuros élderes se reúnen con el quorum y reciben el mismo entrenamiento y guía que los élderes, lo cual los prepara para recibir el Sacerdocio de Melquisedec. Los presidentes de los quórumes de élderes son responsables de vigilar, fortalecer y alentar a todos los élderes y futuros élderes.
El obispo tiene una importancia vital en el papel que desempeña en la reactivación de los élderes. El preside el barrio y es el juez común en Israel. Recibe los diezmos y las ofrendas de los miembros; determina la dignidad de éstos al extender recomendaciones para el templo; hace recomendaciones para que los hermanos sean avanzados en el sacerdocio; y los llama a ocupar posiciones de responsabilidad en el barrio; como sumo sacerdote presidente, preside también el Comité Ejecutivo del Sacerdocio del barrio y el Consejo de Correlación del mismo, aconsejando a sus miembros, entre éstos, al presidente del quorum de élderes. El obispo recibe asimismo, las evaluaciones del sacerdocio de parte del presidente del quorum de élderes.
Pero al tratar en forma detallada la diaria operación del programa de reactivación, debemos dirigirnos al presidente del quorum de élderes. El es quien preside sobre los miembros de su quorum. El debe "sentarse en concilio con ellos e instruirlos de acuerdo con los convenios." (D. y C. 107:89.) Tiene también la responsabilidad del bienestar temporal y espiritual de los élderes, y el importante llamamiento de guiarlos hacia la vida eterna en el reino del Padre. Y esa responsabilidad se extiende a todos los futuros élderes del barrio. Aparte del obispo, no hay otro en el barrio con una responsabilidad comparable a la suya.
Algunos presidentes de quorum consideran tan pesada la carga de reactivar a los élderes, que hasta creen inútil el esfuerzo. Uno de los motivos de este punto de vista es la creencia por parte del presidente del quorum, de que para salvar a sus hermanos debe desarrollar alguna clase de programa especial o inventar algún sistema nuevo. Los procesos de reactivación en realidad existen y se encuentran a disposición de cualquiera que los quiera utilizar. Son fáciles y tienen la gran virtud de dividir la carga de la responsabilidad entre muchos hombros, convirtíéndola así en liviana y tolerable.
El proceso de reactivación consiste en:
1) utilizar a los maestros orientadores,
2) utilizar a la Iglesia con todos sus programas, y
3) dirigir al quorum mismo de la manera apropiada.
El mejor trabajo de reactivación es siempre el que se lleva a cabo "de persona a persona", en la base de "familia a familia". El contacto personal es lo que tiene más valor; es el hermanamiento. Todo esto lo hacen los maestros orientadores. ¡Utilizadíos en esta tarea de la reactivación!
La orientación familiar no tiene sustituto. No necesitamos designar comités especiales de hermanamiento para que lleven a cabo la tarea de reactivar a los élderes y a los futuros élderes: no necesitamos emitir un llamamiento ni una asignación especial para la obra de integración. En lugar de esto, utilizamos a los orientadores familiares para que cumplan con su deber, que se ha recibido por revelación. Este programa, uno de los mejores con que contamos en la Iglesia, consiste en visitar los hogares de los miembros, vigilar y fortalecer a los santos, asegurarse de que no haya iniquidades entre ellos, tanto en forma colectiva como individual, y de que cada cual cumpla con sus responsabilidades.
Imaginemos un caso extremo, que se presente sumamente oscuro y sea desalentador para quienes traten de hacer algo por ayudar. Pero aun así, debe hacerse algo. Por algún lado hay que comenzar y la carga puede aligerarse mediante la orientación familiar. Si cada maestro orientador cumpliera con su responsabilidad de acuerdo a las bases establecidas, ¿cuántos meses pasarían antes de que hubiera por lo menos el doble de élderes activos que podrían a su vez, ser utilizados de la misma manera? Tal vez no sea fácil, pero no es imposible y puede hacerse.
Los maestros orientadores tienen un prestigio bien ganado. Sus llamamientos son oficiales. Son enviados por su presidente de quorum, por el obispo y por el Señor. Deberían visitar frecuentemente los hogares asignados. Allí deben estar para llevar a cabo lo especificado en la Sección 20 de Doctrinas y Convenios. Deben hermanar e integrar a las familias inactivas, para lo cual podrían utilizar actividades recreativas. El enfoque de la noche de hogar es también un buen recurso; la familia inactiva puede invitarse a una noche de hogar, donde puedan mezclarse el hermanamiento familiar y las enseñanzas del evangelio.
Cada miembro de quorum, ya sea activo o inactivo, debería ser invitado a participar en un comité especial o proyecto de quorum, tan pronto como sea posible darle a cada uno de ellos ese tipo de participación activa. El servicio es esencial para la salvación.
La primera presidencia aprueba los proyectos para alentar a las familias a asistir al templo. Se pueden llevar a cabo también seminarios especiales para misioneros y otras asignaciones. Además, las fiestas pueden ser de ayuda para lograr los fines del hermanamiento o integración de las familias y personas inactivas. Cada miembro del quorum, debería recibir una asignación eclesiástica; deben aprender a administrar las bendiciones necesarias a los enfermos, etc.; las actividades del quorum con características propias de hermanamiento, son ilimitadas.
Como todos sabéis, el programa de reactivación se resume de la siguiente manera:
1) identificar a cada individuo;
2) llamar a los maestros orientadores;
3) desarrollar relaciones personales;
4) hermanar a las familias;
5) tener fiestas del quorum;
6) asignar responsabilidades personales;
7) enseñar el vangelio;
8) revisar los progresos alcanzados;
9) llevar a cabo entrevistas personales.
Una de las cosas más importantes que puede hacer el mismo quorum, es enseñar a todos sus miembros las doctrinas de salvación. Pablo dijo que la fe comienza escuchando, significando que la fe se genera en el corazón humano, sólo cuando se escuchan las verdades del evangelio enseñadas por los administradores legales y por el poder del Espíritu Santo.
Un quorum de élderes debe ser una escuela de profetas, un lugar en el cual tanto los élderes como los futuros élderes, deben aprender cómo pueden ellos junto con sus familias, lograr la paz en esta vida y la vida eterna en el mundo venidero.
Hemos adoptado los libros canónicos, sin modificaciones, cambios o tergiversaciones, como manuales de estudio del sacerdocio. Cada élder y futuro élder debe leer, meditar y orar acerca de todo lo que está escrito en las escrituras sagradas. Debemos aprender directamente de la misma fuente del conocimiento.
Aún así, publicamos una guía de estudio que contiene las ayudas de enseñanzas necesarias, así como los bosquejos de los pasajes que se deben leer de acuerdo a los temas que se estudian. Bajo nuestro nuevo sistema, hacemos dos cosas:
1) leer directamente los pasajes de las escrituras, del comienzo hasta el fin;
2) estudiar por temas (tanto las doctrinas como las obligaciones), con referencias tomadas de todas las escrituras sagradas. Bajo este nuevo sistema de estudio de quorum, es por lo tanto esencial e imperativo, que los miembros del quorum lleven consigo a las reuniones los libros de escrituras. Así lo desea y lo ha pedido expresamente el presidente Spencer W. Kimball. Un representante regional, el hermano Dean Larsen, nos contó que el instructor de su grupo de sumos sacerdotes preguntó en cierta oportunidad antes de comenzar con la lección: "¿Cuántos habéis preparado la lección y trajisteis los libros canónicos para utilizar en la clase?" Viendo que ninguno de los presentes lo había hecho, dijo: "Bueno, en este caso, no puedo enseñaros la lección, por lo cual hoy no estudiaremos la que nos corresponde." El informe concluye que desde ese día en adelante, todos los miembros de la clase comenzaron a llevar los libros de escrituras. Una breve lección que se enseña una vez por semana, no es más que una gota de agua en un océano de estudio. Nuestra nueva guía de estudio está especialmente diseñada para abrir las puertas del estudio individual de las escrituras, del mismo modo que para ayudarnos a llevar a cabo un estudio mejor y más efectivo en el seno familiar.
Una de las clases de la Escuela Dominical ha sido específicamente diseñada para servir de asistencia al proceso de conversión o reactivación. Se trata de la clase Principios Fundamentales del Evangelio (Gospel Essentials). En esta clase se presentan doce lecciones sobre temas básicos, llevadas a cabo en un ciclo periódico.
Después de estudiarlas, los alumnos adultos pasan a la clase de Doctrina del Evangelio. Los maestros orientadores mantienen contacto con sus familias, y se informan de la importancia que para ellas tienen las lecciones, considerando los mismos temas en sus visitas de orientación familiar. Entre las personas que deberían asistir a un período de la clase de Principios Fundamentales del Evangelio, están: investigadores, nuevos conversos, futuros élderes y élderes inactivos.
Existe también otro asunto—muy a menudo ignorado—que deseamos recomendar y alentar: se trata de la norma practicada por la Iglesia, de que cada barrio tenga su propio coro. Sería,muy apropiado que todos los élderes y futuros élderes que tengan talento o inclinación musical, cantaran en esos coros. Hay ocasiones especiales en las que los coros de élderes pueden intervenir en reuniones de barrio o estaca. El presidente de estaca podría requerir su participación durante las conferencias de estaca, por lo menos una vez al año. Claro que es importante mantener a los coros de barrio como la parte principal de la música de una conferencia de estaca, o de las reuniones generales de la Iglesia. Los Himnos de Sión tienen un gran poder de conversión, y el Señor ha dicho que le place escuchar el canto del corazón. "Porque mi alma se deleita en el canto del corazón; sí, la canción de los justos es una oración para mí, y será contestada con una bendición sobre sus cabezas." (Doc. y Con. 25:12.)
La conversión es siempre resultado del buen trabajo misional. Los hermanos que son ordenados élderes a los dieciocho años de edad y que tienen por delante toda la obra misional, necesitan que se les brinde una atención especial. Han estado recibiendo ayuda y aliento de su obispo por años, y es entonces que el presidente del quorum debe asegurarse de que se tomen las medidas necesarias para mantenerlos dignos y preparados, hasta que reciban el llamamiento misional. Para predicar el evangelio se necesitan élderes. El Señor desea más misioneros. Todo joven de la Iglesia debe cumplir una misión. El servicio misional bendice la vida de un joven, más que ninguna otra cosa o acontecimiento que pudiera ocurrir en esa época de su existencia. Los quórumes de élderes deberían convertirse en la agencia de la Iglesia que coronara los esfuerzos de involucrar a todos los jóvenes en la obra del Señor, predicando el evangelio y declarando su mensaje a sus otros hijos.
¿Cuáles son las obligaciones misionales del presidente del quorum de élderes? ¿Qué debe hacer el presidente del quorum de élderes para asegurarse de que cada joven se prepare para recibir su llamamiento misional? Los jóvenes pueden aprender el evangelio poniendo énfasis especial en la dignidad moral. Se les puede alentar a continuar acrecentando sus ahorros destinados a la misión, a leer el Libro de Mormón y a fortalecer su testimonio; pueden aprender las lecciones destinadas al proselitismo misional y tal vez hasta podrían tener la oportunidad de presentar algunas de ellas en la casa de algunos de sus hermanos inactivos; deberían tratar de encontrar investigadores, deberían respirar y sentir el espíritu de la obra misional; todo lo anterior, de acuerdo a la guía y el aliento del presidente del quorum de élderes.
Por primera vez se encuentra disponible en este seminario una nueva copia revisada de la edición del Manual del Sacerdocio de Melquisedec. Al estudiarla, veréis que se ha revisado y vuelto a escribir para poner más énfasis en los principios que en los aspectos de la técnica eclesiástica. Los líderes del sacerdocio tendrán más necesidad que antes de aprender correctamente los principios del evangelio. Ahora más que nunca, necesitamos la inspiración para dirigir correctamente los asuntos relacionados con los quórumes. ¡Pero todo esto encierra una recompensa!
"Alzad vuestros ojos, y mirad las regiones, porque ya están blancas para la siega. Y el que siega, recibe salario," (Juan 4:35-36.)
"He aquí, blanco está el campo, listo para la siega; por lo tanto, quien quisiere cosechar, meta su hoz con su fuerza y coseche mientras dure el día, a fin de atesorar para su alma la salvación sempiterna en el reino de Dios," (Doc. y Con. 6:3.) "Y ahora, he aquí, te digo que la cosa que te será de máximo valor será declarar el arrepentimiento a este pueblo, a fin de traer almas a mí, para que con ellas descanses en el reino de mi padre." (Doc. y Con. 15:6)
Regresemos ahora a la médula de nuestro tema: ¡Solamente un élder! Sólo el oficio que poseen los apóstoles y profetas en esta vida; sólo el que poseerán en el momento en que se levanten en gloria inmortal y eterna para entrar en su exaltación; sólo la puerta abierta para la paz en esta vida y para la corona de gloria en la vida venidera.
¡Solamente un élder! Sólo un élder por el transcurso de esta vida y por toda la eternidad. ¿Qué debemos entender por los "veinticuatro élderes", de los cuales habló Juan? La respuesta revelada: "Entendemos que estos élderes a quienes Juan vio eran aquellos que habían sido fieles en la obra del ministerio, y habían muerto" (Doc. y Con. 77:5).
Escuchemos ahora las palabras escritas por Juan, relacionadas con aquellos que fueron élderes (o ancianos) fieles mientras se encontraban en esta vida y que son exaltados en los reinos futuros: ". . . he aquí una puerta abierta en el cielo: ... Y luego yo fui en Espíritu: he aquí, un trono que estaba puesto en el cielo, y sobre el trono estaba uno sentado. . . Y alrededor del trono había veinticuatro sillas: y vi sobre las sillas veinticuatro ancianos sentados, vestidos de ropas blancas; y tenían sobre sus cabezas coronas de oro" (Apocalipsis 4:1-2, 4).
¡Solamente un élder! "Tenían sobre sus cabezas coronas de oro." Así oró Moisés: ". . . ojalá que todo el pueblo de Jehová fuese profeta, que Jehová pusiera su espíritu sobre ellos" (Números 11:29). Bien haríamos nosotros en orar: "Haga Dios que todos los élderes (o ancianos) del pueblo de Dios, sean fieles; que ellos apacienten las ovejas del Señor, que sean vigilantes sobre el rebaño, que sean buenos ejemplos para el rebaño: todo ello para la honra y gloria del Dios del cual son ministros."
En el nombre de Jesucristo. Amén.